viernes, 18 de julio de 2008

Seducir es comunicar


El medio de comunicación más concreto que conocemos es sin duda el habla. Hablar es un arte, no solo es abrir la boca y gesticular frases, es armonizar el tono con el contenido; esto es fundamenteal para todo orador.

Por un lado se tiene el cómo se dice dando forma y sentido a lo que se dice, por el otro está lo que se dice, adornado por cómo se dice.

Podemos tener una conversación sobre algún tema interesante y sin embargo será distinta. En una buena charla intelectual el tono es más serio y pausado, cuando la charla es más social se torna intensa y regida por las pasiones humanas, o bien cuando se pretende tierna y dulce, todas con los matices de la voz, complementándolas y haciéndolas únicas.

La voz es un componente esencial para toda conquista y seducción, con ésta podemos dar más pistas acerca de lo que buscamos o de lo que sentimos. Un misma frase tendrá un significado muy diferente de acuerdo a la entonación con la que la digamos.
Hablar es expresarse, no solo las ideas y pensamientos, también la esencia de uno mismo, cuando hablamos dejamos ver gran parte de nuestra personalidad, aquel que nos escuche sabrá si somos tímidos o no, nuestras sensaciones en ese momento, si estamos enojados, contentos o incluso exitados.

Pero más allá de lo que decimos con las palabras, con la manera de decirlas, esta un medio de comunicación más transparente, más humano: la risa.
Esa risa natural y contagiosa, esa que puede ser conmovedora como la de un bebé, o perversa como lde un desquiciado, esa risa tenue como leve mueca que figura ser una sonrisa hasta la carcajada más sonora proveniente de lo más recóndito de las entrañas. Todas estas expresan nuestro sentir, nuestra perspectiva de la vida.

El juego de miradas, también es un medio de expresión muy completo y seguro. Mediante la mirada puede llegarse hasta los adentros de esa persona, por un momento sentir como ella. Ver el mundo desde sus ojos, apreciar los colores, las formas y los movimientos. Interpretar el mundo desde esa persona, 'entender' su sentir, su admiración por la vida.
Pero no se debe vivir mirando tan intensamente, tan profundo porque eso que podemos ver es precisamente la intimidad de esa persona, por lo que se establece un juego, en el que se seduce con la mirada, observando y curioseando en cada rincón de su rostro, aprecando su expresión facial y disfrutando con esa persona de todo aquello que se tiene alrededor, todo lo que se siente, como la brisa, sus manos recorriéndolas por cada línea y conociendo cada fracción de su piel.

Por muy interesante que parezca la otra persona no debe perderse de vista el mundo real debemos ser capaces de percibir, incluso en esos momentos tan intensos en los que sólo se quiere respirar el aire del otro, sentir sus labios y su palpitar, el aroma de esa persona, disfrutar de cada olor del ambiente y reconocer la perfecta armonía, poder ver de reojo al rededor y sentirse vivo, feliz.

Creo que la conjunción de los puntos anteriores, es decir, básicamente los sentidos encendidos, es la clave de una seducción perfecta, ya que si uno se siente capaz de seducir y, de alguna manera, sabe como hacerlo, disfrutándolo, transmite a la otra persona, si es lo suficientemente sensible (sensibilizada) exactamente lo que se desea.


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Tomado de mi álbum de escritos, fechado 2003.

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